Eco
Desde hace algunos días que me ha sido un tanto difícil dormir. Eso no es extraño, me ocurre en ocasiones, sin ninguna razón en particular. Y cuando pasa, siempre recurro a lo mismo: empiezo a pensar. Mucho. Me parece que pienso más en una sola noche de insomnio que en una semana regular. Los pensamientos se suceden uno tras otro, sin orden aparente. Es un proceso casi automático, y no tengo mucho control sobre él (en general me parece que no tengo demasiado control sobre mi mente, tiendo a divagar mucho, pero ya me estoy yendo del tema).
En fin, anoche, mientras estaba en ese proceso, empecé a pensar, no sé por qué, en este blog. Me vino a la mente la idea de que pasé varias horas de mis últimas semanas escribiendo aquí (escribir un artículo, incluso uno corto, toma tiempo), a pesar de que, hasta donde yo sé, nadie lee el sitio. Esto es más interesante si se toma en cuenta que escribí aquí incluso en momentos en los que debería haber estudiado para un examen final. Aprobé ese examen, ¡pero ese no es el punto!
El punto es que escribir cuando nadie lee es como hablar sin que nadie responda. No hay nada. Solo eco. Solo una persona solitaria o loca, o las dos cosas.
Entonces, ¿por qué lo hago?
Intenté buscar una respuesta. Yo, a propósito, no le dije directamente a nadie que lea mi blog, o siquiera que tengo un blog. Casi como si este blog fuera un secreto. ¿Para mí? ¿Para alguien más?
En realidad, no era necesario buscar tanto. La respuesta es mucho más simple. Este blog, a pesar de todo lo que pueda parecer, va dirigido a mí. Mejor dicho, el blog es un reflejo de mí. Me veo reflejado en cada palabra y cada frase. Y no solo eso, sino que es un reflejo de mi yo más brillante, mi yo más auténtico. Un yo que, sin embargo, apenas he empezado a conocer. ¡De ahí que sea tan importante escribir!
Encuentro inspiración, fuerza y alegría al leer este blog. Suena tonto, ya que soy yo el que escribe aquí en primer lugar, pero así es. Me parece que, en cierto sentido, la persona a quien quiero iluminar al escribir es, fundamentalmente, a mí mismo. Este es mi rincón del universo. Y lo ilumina. Como una estrella. ¿Quizá me hacía falta una estrella? En verdad no sé qué estoy escribiendo, veo que estoy divagando otra vez…
Lo importante es esto: sí, hay valor en hacer algo aunque sea solo para ti mismo. Un antiguo acertijo pregunta si un árbol que cae en un bosque hace ruido, si no hay nadie para escucharlo. Ahora entiendo que sí, hace ruido. Hay supernovas tan lejanas que su luz no nos ha llegado todavía, pero iluminan, más allá de que nadie vea su brillo de inmediato. Y es un brillo inimaginable.
Por mi parte, seguiré escribiendo. En algún momento le contaré a la gente de este blog. Por ahora, es más especial como un secreto.
Y si alguien más lee estas palabras, solo puedo decirle: gracias por compartir este espacio conmigo ✨